5/3/09

La solución está en el que inventó el huevo

No sé por qué tanta historia de falsetes camuflados. No necesitamos la complejidad irreductible ni ningún otro argumento complejo, las cosas son más sencillas, "no seas idiota hombre". La solución está en Cádiz y la tiene mi cura favorito. El argumento de la madre de los macabeos y del pollo es definitivo. ¿A ver dónde está ese listillo que no cree en Dios?




4 comentarios:

Francisco M. dijo...

Llevo una tarde muy entretenida, antes con Gómez de la Serna y ahora con el inefable cura gaditano. Sin dudarlo, me quedo con el primero. Pero, a pesar de tu fino sentido del humor, veo que sigues empeñado en sustentar ese falso maniqueismo trasnochado "religión-mala / ciencia-buena". En fin, de todo tiene que haber en la viña del Señor. Por cierto, lo del pollo es cojonudo.

Antonio Andújar Tomás dijo...

Me conoces y sabes que no sustento esa opinión, o por el contrario no me conoces. Aunque yo distinguiría entre sentimientos religiosos verdaderos (cuando el miedo y la soledad te atrapan en la noche oscura) y estructura y comportamiento de las iglesias y sus responsables.

No obstante visto lo visto te hago unas preguntas: ¿Qué es peor que Dios exista o que no exista? Y si existe: ¿Qué sentido tiene esta jodienda fruto de su torpeza?

Por cierto, aún estoy en la fábrica pedagógica.

Francisco M. dijo...

Has puesto el dedo en la llaga (una frase, por cierto, con gran contenido religioso). Una cosa son las religiones y otra bien distinta lo que, en un determinado momento, puede surgir alrededor de ellas, como pudiera surgir alrededor de cualquier otra actividad humana, con su virtudes y sus defectos.

En cuanto a lo de la torpeza (lo dices por el gaditano, evidentemente), te recuerdo la parábola noruega sobre Haakon el eremita: "Suceda lo que suceda y vea lo que vea, Dios debe guardar silencio siempre".

Antonio Andújar Tomás dijo...

Ese dios afásico es un dios cruel, no me interesa. Es un dios apropiado para Haakon, se lo dejo a los eremitas.

No confundas, mi dedo diferencia entre religiones y lo que las rodea (están siempre y para siempre ligadas a la miseria: abre los ojos y observa, abre los oídos y escucha) y lo que pueda sentir una persona en momentos de reflexión y duda.