
La estrategia central del CIIT era financiar a científicos que pusieran el énfasis en la diversidad de factores que pueden causar el cáncer y evitar que se le asignara al tabaco la importancia que en realidad tenía. La idea era crear confusión, escepticismo, controversia y "un sano debate científico". Y lo lograron. Los periodistas, siempre ávidos de controversias y obligados a recoger equilibradamente puntos de vista divergentes, le daban a ambas partes igual espacio y respeto.
El problema con esto es que, ya en 1950, existía evidencia incontrovertible que vinculaba el fumar con el cáncer del pulmón. Tuvieron que pasar varias décadas para que la deshonestidad de las empresas tabacaleras y sus científicos a sueldo fueran desenmascarados, y el vínculo entre tabaco y cáncer dejase de ser controvertido.
Medio siglo después estamos en lo mismo. Pero....." (leer más)
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